Nacer nos lo dieron hecho. Ni lo decidimos ni lo quisimos ni tan siquiera lo supimos. Somos los supervivientes de la decisión o improvisación de nuestros padres.

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Renacer es algo que sólo puede hacer uno mismo y para si mismo. Es una determinación responsable y profunda por la que decidimos rehacernos, unas veces para darle un giro importante a nuestra vida, en ocasiones para masajear una ilusión dormida, incluso para algo tan pequeño e importante como recuperar la sonrisa extraviada.

Haber nacido sirve para estar. Renacer sirve para construirse.

Renacer es posiblemente el proyecto más ilusionante de nuestra vida, porque hay mucha potencia y amor propio en el hecho de parirse a sí mismo. Hay energía y deseo, que son los dos brazos para izar y dejar que ondeen las neuronas.

Y al final, a veces, no siempre, lo logramos, somos nuevos de nosotros mismos.

Vemos otros paisajes, oímos nuevos sonidos, olfateamos otros ambientes: sentimos distinto porque un día decidimos rehacernos, plantear nuestro propio renacimiento…

El Adict@ en recuperación tiene otra oportunidad de Vida.

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